
El Sol es la mayor fuente de energía que encontramos en nuestro planeta. Seguramente, si levantamos la vista y nos fijamos en los tejados, seguro que podemos ver una muy cercana que aprovecha esta energía gracias a paneles solares.
De hecho, un panell o placa solar es un dispositivo que aprovecha la energía procedente del Sol para generar calor o electricidad y normalmente se encuentran en los tejados (aunque no es la única ubicación, sí es la más común).
Así pues, según su aplicación y funcionamiento, éstas tienen nombres distintos: placas solares térmicas o placas solares fotovoltaicas. Pero, ¿sabemos la diferencia? ¡A continuación te lo explicamos!
¿Qué es la energía solar fotovoltaica?
Es aquella que se obtiene al transformar la luz solar en energía eléctrica. Esta transformación nos proporciona una corriente continua, que deberá cambiarse a corriente alterna gracias a un inversor, ya que nuestros electrodomésticos funcionan con corriente alterna.
Por tanto, una instalación fotovoltaica transforma la radiación solar en energía eléctrica lista para su consumo en electrodomésticos y cualquier aparato que se alimente de la red eléctrica.
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¿Qué es la energía solar térmica?
Es la energía en forma de calor que procede del Sol. Esta energía se capta a través de paneles que transferirán el calor a un fluido portador de calor (agua o aire). Una instalación de energía solar térmica concentra el calor del Sol acumulado en unos paneles denominados colectores y la transmite de un sitio a otro sin la utilización de electricidad, a diferencia de las placas fotovoltaicas.
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Diferencias entre estos dos tipos de energía
La principal diferencia que podemos encontrar entre estos dos tipos de energía es su uso: La energía fotovoltaica utiliza la energía solar y la convierte en electricidad, mientras que la energía térmica absorbe y la transforma en calor.
Sin embargo, ésta no es la única diferencia que pueden encontrar entre estas dos tipologías. A continuación te compartimos las más relevantes:
- La energía fotovoltaica funciona con la luz del Sol, es decir, mientras haya luz, aunque lleve mal día, la instalación estará en funcionamiento aunque no lo acabe de hacer al 100%, en cambio, como una instalación térmica necesita el calor del Sol, si el día está nublado o hace frío, el rendimiento de la instalación térmica se reducirá notablemente.
- En una instalación fotovoltaica de autoconsumo, se pueden llegar a compensar los excedentes y ahorrar aún más en la factura eléctrica, en cambio, en una instalación solar térmica, no existe esta posibilidad.
- Una instalación solar térmica, tal y como explicábamos antes, sólo sirve para calentar agua y para la calefacción, en cambio, una fotovoltaica genera energía eléctrica y ésta se puede utilizar para cualquier electrodoméstico, incluso aparatos de climatización y para calentar agua.
- Las instalaciones fotovoltaicas pueden instalarse directamente sobre el tejado aprovechando su pendiente, en cambio, las instalaciones térmicas, necesitan una inclinación y orientación en concreto para funcionar correctamente y, además, no son tan estéticas, ya que son más gruesas.
En definitiva, aunque ambas instalaciones son 100% ecológicas y renovables, debemos tener en cuenta que con una instalación solar fotovoltaica podemos llegar a hacer lo mismo que con una instalación solar térmica, pero no a la inversa . De todas formas, estas dos tipologías de energías solares no son excluyentes, es decir, podemos utilizarlas a la vez.